Donde se acaba la Poesía



Es difícil empezar algo que no sabes cómo puede terminar. Ni siquiera sabría cómo ordenar mis palabras entre tantos pensamientos, pero hoy he dejado la lírica, la literatura y la metáfora para enfrentarme a mi mismo. Salir de mi oscura alcoba para recopilar lo más importante que me hizo ser quien soy. Para hallar cosas que hace unos años no encontraría. Será que cuando pasas de los veinte, empiezas a entender un poco tu vida.

Conocí a mucha gente, tantas y tan diferentes que no cabrían en mi pequeño mundo. Quizás nunca quise que lo habitaran. Cada individuo fue una página, un salto, una barrera o una disciplina para aprender a no ser nunca como ellos. Muchos te querrán pisotear, quieren tenerlo todo debajo de sus pies, pero no importa, es más sabio quién perdona: tú y yo tenemos corazón para regalar.

También conocí a personas. Unas se quedaron, algunas se fueron y siempre se llevaron algo de mí. Y no fue oro precisamente. Unas veces sí y otras veces no sé por qué ni para quién escribo, como en éste caso, y eso me convierte en la persona más rara que conocí. Tal vez para recordármelo. Para volver a encontrar el destino que quiero perseguir, o tal vez, para que tú encuentres aquí el tuyo. Quizás te ayuda, porque a mí, saber que no era el único me ayudó a comprender.

En éste mundo me imaginé todo; cómo sería mi primer beso, cómo sería mi trabajo, mi primera derrota, mi gran viaje, incluso cómo llegaría a ser yo. Pero nunca imaginé que la palabra que más me dolería en la vida fuese un “Te quiero”. En éste tiempo también amé, al igual que tú. Es muy egoísta, siempre acaba perdiendo uno de los dos, aunque todo ladrón no es de la misma condición. Quizás el amor es como las cuerdas de mi guitarra, que con el tiempo se desgastan. Si alguna vez te sentiste olvidado o cambiado, no te lamentes. Debe llenarte de satisfacción saber que no te cambiaron por alguien  mejor que tú.

Puede que las inquietudes que se anidan día a día, noche tras noche en mi enredada vida produzcan la ebullición de estos párrafos. Quizás para despejar mi camino de esas metas que nunca llegan. No sé si te pasó lo mismo, pero yo llegué a éste mundo con ganas de conocerlo. Me gustaba todo. Todo lo quería probar, disfrutar, aprender, comprender ó descifrar. No me saciaba, siempre quería avanzar, pero hace poco me di cuenta que todo no lo podemos abarcar. Cada uno tiene sus fronteras, su nicho, su jardín. El resto es para otros.

De todas esas cosas que dejaste fuera de tu alcance y de todo aquello que no conoces, nace la inseguridad. El punto más caliente que puedas tener y el más difícil de apagar. Pero si pensaste que podrías, es que puedes. Nunca es malo pensar que tienes fuerza, que eres grande, que puedes conseguirlo, aunque las posibilidades sean escasas. Yo perdí demasiadas veces y luego me di cuenta que amé tantas cosas en la vida que se me olvidó quererme a mi mismo.

Todo esto y más es lo que verdaderamente te hace pensar, crecer y reflexionar. Ocurrirán más cosas, nuevas envergaduras en tu destino que se expandirán hasta límites que nunca podrás asimilar. Pero espero que de las filosofías buenas y malas que la vida te dará, florezcan muchas poesías en tu primavera.


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