Hoy quiero
escribir lo que ayer no pude.
Para
sentirme en el mañana y dejar el presente
Aislado de
cualquier conjetura.
Porque la
vida pasa y lo hace sin mí,
Que tan afable, me quedo en el pasado.
Retraído en
el infierno del recuerdo,
Por querer
encontrar la metáfora,
La paradoja
y la moraleja
Que conlleva
vivir en el olvido.
Y es así que
siempre
Que alguien
viene y se va,
Se lleva
algo de ti, de tu cosecha.
No es solo
un ladrón que hurta tu sentencia,
Tus bienes o
tus riquezas.
No es amor
algo que te quita la vida.
Y más sé,
que se la lleva por un momento,
Por un
instante, que por una eternidad.
Porque los que mueren en este juego
Vuelven a
nacer, vuelven a vivir,
Con más
experiencia, con más raíces,
Y vuelven,
más fuertes, para ser felices.
Ese es el
camino que tiene una buena alma,
El de soñar
y encontrar no a un ladrón,
Sino alguien
que te sacie, que te comprenda,
Que te valore
por más de mil siglos,
Que haga
parte de tu historia la suya,
Sin robarte
nada, sin llevarse tu corazón
Y que tenga
como objetivo la eternidad.
(Aunque solo
sea por un instante,
Aunque solo
dure unos segundos)
No es eterno
lo que hay en vida,
Sino lo que
hay después de la muerte.
Aprenderás a elegir tus recuerdos,
Los que
llevarás contigo a tu fallecer,
En tu
camino, en tu última travesía.
Todos los que no quieras se quedarán aquí
Todos los que no quieras se quedarán aquí
y tú te iras, ciertamente, a otra parte.
Por eso no
importa que sean breves.
No importa lo que dure.
No importa lo que dure.
Ya que lo
que ocurre en vida,
En la muerte
dura para siempre.
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