No quiero, no.
Porque están lejos
Y si me acerco, queman.
Tampoco puedo mirarlas a los ojos
Ni soñar siquiera en tocarlas.
No quiero porque son grandes,
Tan grandes que nadie las puede abrazar.
No quiero porque algunas son fugaces,
Y otras, simplemente, se apagan.
Otras ya murieron y son fantasmas.
Ni siquiera existen ya.
Por eso,
Prefiero que seas una Luna,
de esas que buscan su luz en el universo.
Porque no estarás envuelta en llamas,
Nunca te acabarás y siempre estarás ahí,
Incluso de día y por supuesto,
en la noche cuando duermo.
Una que es capaz de inspirar a mi poeta
Y excitar el compás de todos mis sentidos.
A todos los personajes de mi historia.
A todos los personajes de mi historia.
Porque estarás cerca y podría sentirte,
Incluso dibujarte desde mi almohada.
Sobre todo quiero que lo seas,
Porque, aunque se acabara la luz
De todas las estrellas que te hacen brillar,
Juro por Dios y por los hombres,
Por mi vida y mi cordura,
Por mi vida y mi cordura,
Que yo te iluminaria desde la tierra.
Para verte siempre
cuando me sonrías.
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