Creí que no
era enfermedad,
Cuando a veces, en la penuria, caía enfermo.
Sentía inquietud. Ansiedad de circunstancia.
No era
veneno, de eso tampoco hablaba.
Luces tenues, maquinaria de mente activa.
No había manicomio, ni médico ni doctor.
!Ni siquiera santuario donde rezar!
Sólo en mi escritorio, yo mismo me sanaba.
Luces tenues, maquinaria de mente activa.
No había manicomio, ni médico ni doctor.
!Ni siquiera santuario donde rezar!
Sólo en mi escritorio, yo mismo me sanaba.
Era poesía deseando
brotar en mis párrafos:
La
enfermedad de los poetas.
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