Por faldero, la muerte


Y allí seguía de nuevo,
 El gato,
Sentado en su tejado.
Pero esta vez,
Esta vez no buscaba.
Ni una almohada.
Ni un café.
Y menos a otra gata.
Todos preguntaban;
¿Qué le pasa?
Y nadie supo.
¡Ay! ¡El gato!
El gato se fue ya.


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