Sigo intentando amigo. Después de tantos años que no te escribo, sigo
intentándolo. Lo busqué. Quizás lo encontré. Lo maté. Me mató. Y aquí estoy,
querido ruiseñor, como un canta mañanas quejándome de la soledad, como hiciste
tú, por las locuras que te hace el amar. Como si viviéramos en la misma época,
como si fuéramos el uno el otro. Aquí también se sufre y está tan difícil como allí.
Sepa Dios, si existe, quién diablos hace felices a los poetas.
[Cartas a un poeta]
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