¡Ah! Y cuando te quieras ir, vete.
No existe ningún contrato permanente.
Vivimos en un mundo
De precariedad emocional.
De besos basura y
poetas delincuentes.
Cuando te quieras ir, vete.
Claro que me dolerá.
Durante un tiempo.
Y puede que no te
importe.
Cuando ya no quieras horas extras,
Cuando no te valga lo suficiente
O mi querer no entre en tu nómina;
Vete.
Ya vendrá otra persona
Que me dé lo que me dabas tú.
Quizás más.
Ya vendrá y no te
echaré en falta.
(O puede que sí)
En serio,
No te preocupes.
Vete cuando quieras.
Ya me acostumbré:
A tener las manos vacías
Cuando parecen llenas.
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