Hacia el horizonte



La soledad atenaza cada uno tus sueños, siendo estos presos del olvido. Las personas que marcharon, llevaron consigo una gran parte de ti, que nunca volverás a adquirir. Conoces el regazo de tu tierra, que marchita afligida, sin temor a desaparecer. Recuerdas aquella Luna que un día fue luz y hoy solo brilla oscuridad. Ese tiempo que desfila, vilmente ante tus ojos, te hace sentir más frágil.

Se culminaron así las proezas, vanamente sobre  las estrellas, con el propósito de arrebatarte el sustento de tu auxilio. Piensas que lo bueno en ti huyó lejos como emanan las aguas su más preciado vapor. No quieres mirar atrás, ya que la nostalgia cautivaría cada uno de tus lamentos. Crees que tu cielo es siempre gris y en cada instante pierdes lo que eras.

Para usted, que ve las calles como hojas de papel y admite la pérdida ilustre de su batalla, tengo algo que decirle:

Cuando el camino que recorres se tizne de negro y la fuerza no quiera seguir más, no se preocupe, simplemente debe ser feliz.

Porque la vida aún puede sorprenderte.


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