Muchos hablan de ella. Muchos creen conocerla. Muchas la temen. Le causan pánico. Algunos creen que únicamente apaga la poca luz que quedaba en este mundo. Pero nadie posee su mejor saber que yo, que vago por las oscuras tierras que abandona el día al marchitarse.
Ya no siento aquel compacto frío que cristalizaba mi armazón. No siento aquel suspiro cobarde que desconfiaba de su oscuridad. Apenas puedo atrapar a la gran ave, esa a la que llaman "soñar", ya que de mi mente escapó con mi alma para nunca volver.
No, ya no. Ahora soy parte de esa fría oscuridad. Es mi sombra, mi protección , mi guarida. Mi dulce lujuria. Soy su presa, su fiel cazador.
Mi mayor anhelo, su cautivo silencio. Perverso artilugio con el que ella saqueó la única parte humana que palpitaba dentro de mi cadáver.
Con sutileza y eficacia, desvalijó la esencial pieza mortal que me quedaba, como de la misma forma arrebató el brillo a las aguas, al esconder de nuevo la luna que nos alumbraba.
Ya no siento aquel compacto frío que cristalizaba mi armazón. No siento aquel suspiro cobarde que desconfiaba de su oscuridad. Apenas puedo atrapar a la gran ave, esa a la que llaman "soñar", ya que de mi mente escapó con mi alma para nunca volver.
No, ya no. Ahora soy parte de esa fría oscuridad. Es mi sombra, mi protección , mi guarida. Mi dulce lujuria. Soy su presa, su fiel cazador.
Mi mayor anhelo, su cautivo silencio. Perverso artilugio con el que ella saqueó la única parte humana que palpitaba dentro de mi cadáver.
Con sutileza y eficacia, desvalijó la esencial pieza mortal que me quedaba, como de la misma forma arrebató el brillo a las aguas, al esconder de nuevo la luna que nos alumbraba.
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