Los Extraños



 Ahí estaban, en mitad de la autopista. La noche recaía sobre las montañas y los bosques, solo se apreciaba el contorno de los carriles y el perfil desmesurado de tres seres encapuchados. El conductor de la ambulancia  frenó y detuvo el vehículo a unos metros de ellos. Perplejo quedó este hombre de espalda ancha y rostro campestre, ante la insólita situación en la que nos encontrábamos. Apretaba con fuerza el volante y miraba fijamente hacía delante, con el rostro casi pegado al cristal del parabrisas. No había nada más que nosotros, ellos y una efímera distancia que nos separaba.

Horas antes me había despertado de madrugada, gritando despavorido en mi cuarto sin ninguna razón lógica. Era agosto pero el frío se cernía sobre mí como una gruesa capa de hielo anclada a mis huesos. Pánico, fue lo que únicamente podía percibir en cada suspiro de aire que tomaban mis pulmones. Un Inmenso terror recorría lentamente todos  los cauces de mis venas. ¿Qué me ocurría? ¿Que era aquella sensación? ¿Qué querían de mí? No lo sé, pero simplemente presentía que algo fuera de lo común estaba sucediendo.  Fue como un pequeño mensaje, un aviso de lo que más tarde iba a suceder. Tal vez ese fuera el comienzo, o quizás nunca lo sabré.

Tras despertar de esa brusca manera, mi abuelo fue a socorrerme tras oír el escándalo que formé en aquella habitación. Dijo que había tenido una pesadilla, pero nunca había visto una con tanta fuerza para sacar de la cama a un joven ya criado como su nieto. Pero yo sabía sin comprender, que era algo más que un simple mal sueño. Transcurrieron unos pocos minutos y mi cuerpo se desvaneció en el aire como una pluma que cae al suelo. Volví a recobrar el conocimiento y me encontraba en la cocina donde mi abuelo me condujo para beber antes de desmayarme. Mi abuelo me había cogido al vuelo, antes de que me golpeara contra el suelo. Quién diría que este anciano, con sus setenta y cuatro años, iba a tener semejantes reflejos y fuerza para lograr que mi cabeza no castañease contra el pardo parquet de la cocina.

[...] Continuará...


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