La Última Leyenda



(Escrito en el final del papiro y lo lee en voz alta):

Querer decirle; ya lancé al pirata, 
de lana y sombrero de rayas, al mar.
Lo dejé, donde debía, donde quería,
en la oscura y noche de un Don Juan. 

Y él no recuerda; si fue una caricia
o un beso de lobo quien la enamoró.
Siquiera el latir de sus dos párpados
o su piel de tantos sedosos aromas.

Quien en mayo aprendió a vivir
y en febrero estudió el morir,
yace sobre éstos dos mundos
de donde nunca pudo salir.

—Pero, recuérdenos, señor, ¿que pasó?
— ¡No interrumpa insensato!

Él no llevaba ni barco ni corsario.
La historia de cuatro, ellos eran; 
El pirata, un vampiro, un caballero
y entre tinta, plumas, un poeta.

Uno que por perderse se ahogó,
Uno que por sangre se secó,
Uno que por honor abdicó
Y uno que por amor murió.

Pero señor, ¿Cómo quiere usted que la encuentre y se lo entregue sin conocer cómo y donde empezó todo?
— ¡Está bien, está bien! Pero nunca has de olvidar, ya que quizás no me queden fuerzas para contar otra vez. Todo lo que prevalece se convierte en leyenda, joven vasallo. 

(Prosigue)

Toda gran historia; la inspira una mujer.
Ella aún era niña y no esperó crecer.
Cantaba entre decenas de  tímidos gatos
y llevaba mucho acero en sus zapatos.

La torre y sus muros la cubrían.
¡Dragones! Allí había dragones.
Pero nunca se dieron cuenta,
que su peligro, no vestía de Reyes.

Mientras abatían los ejércitos
pagados por ricos soberanos,
en la noche, un truhan vampiro
consiguió adentrarse en castillo.

— ¿Qué es un vampiro, señor? 
— ¡Ay, dios me libre de éste mozo, que por el mal de no conocer, saber no puede!

[Continuará]

Pócimas, piratas y poetas.

R.Navajas





No hay comentarios:

Publicar un comentario