Hábitos contradictorios


Tarde, pero mi di cuenta, que estaba habituado.
A tus besos. A tu piel. A tus tonterías. A tu pelo.
No sabría decir si era amor,
aunque en parte, seguro que también.
También a muchas cosas. A muchos detalles.
A muchas realidades.
Es verdad, yo lo estaba. Y tú también.
Habituado a tenerte. Habituado a rozarte.
A tus abrazos, a tu olor, a dormir contigo.
A tu piel otra vez. A tu pelo de nuevo. 
A tu sonrisa maldita.
¡Joder!
Y no era amor, creo. No era amor.
Era costumbre. Costumbre a ti.





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