¡Ay, Ángel caído!
Pierdes ternura cuando los demonios
te esperan desnuda.
Tú, que querías ser la llama que empuja
el marfil de tus pies de hada…
Pero pesa la piedra que amarra,
fuertemente, tu locura.
No es lujuria quien te seduce:
Sino un amor amargo
que va buscando un poco de sabor.
Y pese la vida le vaya en ello,
va de prisa que no descansa,
una flor en terciopelo, que nace y muere
con todo lo que un dios querría.
Pierdes ternura cuando los demonios
te esperan desnuda.
Tú, que querías ser la llama que empuja
el marfil de tus pies de hada…
Pero pesa la piedra que amarra,
fuertemente, tu locura.
No es lujuria quien te seduce:
Sino un amor amargo
que va buscando un poco de sabor.
Y pese la vida le vaya en ello,
va de prisa que no descansa,
una flor en terciopelo, que nace y muere
con todo lo que un dios querría.
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