Miramos
las fugaces como si fueran oro.
Como si
fueran estrellas. Y no lo son.
Es "algo" que pasa,
efímero, y no podemos casi ni recordar.
Es así, llevamos dentro la ambición de lo que no es nuestro
Y no nos
damos cuenta:
Vale más una
Luna eterna que cometa que se apague con el tiempo.
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